Vivía en el área oeste de la Isla y trabajaba en un hotel muy exclusico y privado de la zona. No siempre viví allí, era del área metro. Estudié en el Colegio, y ya me había graduado de mi Bachillerato en Ciencias Naturales, pensaba que estudiaría medicina, pero en el transcurso me di cuenta que no era para mí. Decidí que quería dar clases, ser maestro de Ciencias o Profesor en la misma Universidad que estudié. Estaba haciendo mi Maestría, haciendo un “research” y era Instructor de Laboratio una vez a la semana. El resto del tiempo trabajaba “part-time” en aquél hotel.
Desde que estaba en “High School” sabía que me quería ir a “West” a estudiar. Soy surfer, en realidad me considero un “soul surfer” y quería estar cerca de las playas y tener esa vida de estudiante que siempre imaginé. Mientras estudiaba mi bachillerato, en las mañanas me iba a surfear, ese era mi hobby, y además ese tiempo conmigo mismo nada lo superaba. He viajado a a diferentes parte del mundo y he adquirido mucha experiencia cultural internacionalmente y eso me hace senti que soy una persona “intelectual emocionalmente”. No soy un profesional, ni compito, así somos los soul surfers, vivimos la experciencia y conectamos con las emociones y la buena energía y eso nos nutre espiritualmente. Siempre he querido y mantenido una vida tranquila, no me gusta el bullicio, no me gustan los “parties”, me gusta comer sano… soy “low-key”. Me gusta pensar, dibujar, fotografiar, vivo con lo que necesito y aspiro a más pero me gustan los espacios de paz y silencio, la música suave, lo natural, las cosas simples, los espacios abiertos, limpios, el aire, la playa. No soy de lujos, todo lo que es diferente a como crecí. Mis padres siempre han tenido mucho dinero, les gusta la fiesta, estar con amigos, viven de prisa, el bote, los panas, la ropa, los carros, etc. Agradezco la educación que me dieron y la libertad y apoyo en lo que hago con mi vida. Siempre he sido buen hijo, callado, complaciente, los apoyo, cumplo con estar cuando así quieren o necesitan que esté, les demuestro mi afecto, los visito. No hablo mucho, no hago “click” con mucha gente, ni rápido, creo que muchas personas piensan que soy un “nene riquitillo” con cierto “guille”, “rubito”, que es surfer, pero en realidad no soy sociable, no me conocen una “jeva” o una novia. Me encantan las mujeres pero nunca he andado buscando una, solo estoy en mi “vibe” que no muchas personas entienden o cuando he salido con alguien, no ha habido química, ni mucho interés porque no soy como esperaban, querían salir, beber, y lo he hecho, pero a pesar de mi edad, no soy así. Aunque a veces me dicen que me veo un poco mayor por mi estatura, porque tengo un cuerpo trabajado por el ejercicio, y por mi madurez; pero sé que soy y me veo joven, y eso es por la genética de mi mamá, dicen que me parezco mucho a ella, para mí es un halago porque mi mamá es hermosa.
En el hotel que trabajo no se aceptan niños, el hotel es de adultos para retirarse un tiempo, alejarse de todo, hay mucho silencio, en la Villas no hay TV, casi nunca ves a los huéspedes, no se interacciona con ellos y eso es lo que buscan, espacio y distanciamiento. Muchas artistas y famosos vienen a visitarlo, he visto varios pero se “encierran” y pueden estar semanas ó meses. También personas que se hacen cirugías estéticas que quieren pasar desapercibidas, se quedan hasta recuperarse completamente. También vienen recién casados, pero casi siempre de otros países, huéspedes locales, son muy muy pocos. El hotel es para olvidarse de la realidad, de las redes, para descansar y ser atendido cien porciento. El hotel es “beach-front”, son Villas que tienen vista al mar, pero no siempre la playa es apta para bañarse, depende de la época del año y con los cambios climatológicos cada vez hay menos costa. Aunque no sueles ver a los huéspedes en la playa aunque las condiciones lo permitan. Hay una piscina, un área silenciosa y se siente privada pero cada Villa tienen su propia piscina y casi nunca ves a los huéspedes en la piscina comunal.
Hace unos meses llegó una mujer, no la ví cuando llegó, no puedo precisar desde cuando. Muchas veces no sabes cuando llegan o cuando se van. Las personas a cargo de esto en el hotel son muy estrictas y no comparten esta información, muchas veces los huéspedes reservan a través de otras personas ó utilizan otros nombres. Yo tampoco tengo tantos amigos en el trabajo. Hago mis cosas, nos saludamos, y hablamos cosas superficiales, yo soy bien reservado, tampoco tengo mucho que contar, no hay nada exitante ni tengo algún problema para buscar desahogo.
Me crucé con esa mujer en la piscina, la utilizaba porque le gustaba ir a nadar. Además se dio cuenta que siempre podría tener la piscina del hotel para ella sola porque nadie la visitó mientras ella estuvo allí.
Su propósito en el hotel era disfrutar tiempo personal y buscar inspiración para su próximo libro. Era una escritora mexicana famosa y exitosa. Había perdido su musa luego de su divorcio y todos los efectos del mismo. Las cosas de su vida las supe por ella misma, y bastante rápido luego de conocerla.
En los primeros días de su estadía en el hotel fui a la piscina porque me notificaron que había un huésped. Necesitaba ofrecer toallas, comida, bebidas o algún servicio que solicitara. Yo no estaba tan cerca en ese momento, pero tan pronto terminé, me dirigí hacia allá. Cuando la ví, me sorprendí porque esperaba ver un hombre mayor, canoso, que quería “quemarse” con sol del trópico, pero no, era una mujer. Ella tenía puesto un traje de baño negro bien clásico, gafas grandes, un sombrero que cubría su rostro y casi todo el torso por la posición en la que estaba sentada leyendo. Solo ví sus piernas perfectas y sus uñas de los pies pintadas también de color oscuro. Solo tenía una toalla y su libro. No sabía en ese momento como acercarme a ofrecerle algo, y me di cuenta que era la primera vez que me tocaba hacer esto, nunca había visto un huésped en esa piscina. Sentía que no quería molestarla, que este hotel era exactamente para eso, para la privacidad y para el silencio. Pensé que era necesario ofrecerle algo, pero decidí acercarme al lugar con mis gafas puestas que normalmente usaba cuando pasaba tiempo en el exterior. No quería que ella notara que la miraba y me hice sentir a lo lejos para que se percatara de mi presencia y ella solicitara lo que necesitara.
Caminé sin mucho ruido pero sabía que me había notado porque uno sabe esas cosas y la miré, pero no era posible que ella supiera que la observaba porque tenía las gafas puestas con ese propósito. Ví que subió la cabeza para mirar, pero siguió leyendo su libro. Me quedé en un counter pequeñito y revisé las toallas y me tuve que agachar para esto. Cuando estaba organizando un poco las cosas que habían, aún agachado, escuché el “splash” del agua. Me quedé unos segundos mirando un punto fijo porque no reaccioné inmediatamente, y entendí que la mujer se había tirado al agua.
Cuando me levanté y miré, no la ví. Me moví un poco para ver dónde estaba mientras cogía una toalla para ofrecerle. Ella estaba nadando bajo el agua, ahí logré ver su silueta por primera vez que se veía distorsionada pero era fácil saber que era delgada, de piernas largas, pelo negro largo y asumí que era una modelo, y mi instinto me dijo que era extranjera, aunque era normal que los huéspedes no fuesen locales.
Me moví bastante rápido porque no quería que supiera que la miraba, y cuando me di la vuelta, ella llegó al borde de la piscina más cercano a mí y puso sus manos dobladas recostando su barbilla en ellas.
“Me estabas mirando?” – me preguntó.
Yo morí de verguenza en ese instante. Analicé su acento también pero no pensé tanto en eso. Yo seguí de espaldas a ella por unos segundos que fueron eternos para mí, pensando en lo que acababa de escuchar y lo que iba a contestar.
“Disculpa, no quería molestar, solo vine porque quería ofrecerle…”
“Me pasas la toalla?” – preguntó interrumpiendo lo que decía y ya yo estaba en dirección hacia ella.
La miré directo a sus ojos negros parado desde arriba y noté sus cejas naturalmente perfectas, cabello lacio todo hechado hacia atrás, peinado por la forma en que salió del fondo de la piscina. Difícil no pensar que era bella y sí, parecía una modelo.
Me acerqué para darle la toalla, y ella subió ahí mismo impulsándose de sus brazos. Tomó la toalla y ví que era tan delgada como la imaginé, con una figura definida y cabello largo.
“Gracias” – dijo.
“Algo más que pueda ofrecerle? – pregunté.
“No, ya me voy a mi habitación.” – respondió.
“Disculpe nuevamente por molestarla, no era mi intención” – dije.
“Tranquilo niño, que no molestas” – dijo en tono seria y burlona.
Me dio la espalda y fue hacia su silla para recoger su libro, su sombrero y sus gafas. Yo la observé sólo unos segundos mientras iba caminando, tenía las nalgas pequeñas pero todo su cuerpo estaba bien formado y distribuido. Era exótica, definitvo no era local y para mí la mujer más hermosa que mis ojos habían visto. Le di la espalda lo más rápido que pude tratando de ir en contra de mis sentidos. Me dirigí al counter sin motivo. Con la mirada un poco agachada hacia ella con mis gafas puestas, ví que se iba y la volví a observar mientras se alejaba. Yo me fui unos segundos después.
Varios segundos de haber salido de allí, la escuché con un tono de voz alto.
“Oye niño, quiero pedir algo a mi habitación.” – dijo y se detuvo, esperando mi respuesta y buscándome con su mirada, en espera de escuchar mi voz porque a ese punto no la veía, el landscaping del jardín nos bloqueba, pero yo sí la escuché y caminé hacia ella para no alzar la voz.
“Claro, con gusto” – dije cuando la ví. Ella dio un brinco asustada por mi presencia y mi voz porque no hice ruido y no se lo esperaba.
“Perdóname” – dije.
“Ya niño, para que disculparte, que no pasa nada.” – dijo. Me sonreí un poco, pero ella estaba siendo seria y sincera.
“Cómo le ayudo? Qué desea?” – Le pregunté.
“Voy a mi habitación, me gustaría pedir comida y si puedes, quiero que me acompañes. Quiero platicar con alguien, siento que llevo una eternidad aquí y no he pronunciado una palabra.” – dijo.
Me bloquié simplemente con lo hermosa que era, reaccioné a su acento mientras escuchaba lo que me decía. Ella sabía que la miraba fijamente a sus ojos y a sus labios, a pesar de yo tener las gafas, porque un rayo de sol daba en mi cara, dejando al descubierto mi mirada. Además, así lo sentí.
Me pregunté de dónde era, a pesar de que estaba bastante seguro que era Mexicana y así lo confirmé más adelante. Me pregunté que edad tenía, sabía que era mayor que yo, pero jamás imaginé que lo fuera 8 años. Se veía mucho más joven de su edad, y por algún razón pensé que eso era conveniente para mí. Me pregunté que hace aquí, desde cuando llegó, y mientras todo esto corría por mi mente, en esos interminables 5 segundos, ella me trajo de vuelta a la Tierra porque andaba en las nubes.
“Vamos o qué”? – dijo super presumida y mandona.
“La acompaño” – dije con una seguridad increíble y dejando que pasara primero que yo por ese pasillo para dirigirnos a su Villa.
“Llegué hace algunos días, no te había visto por aquí, cómo te llamas?” – Preguntó y yo le contesté.
Me dijo su nombre, de donde era y lo que hacía aquí en breves segundos. Necesitaba encontrar la musa para escribir su siguiente libro, habían pasado muchas cosas en su vida que la habían dañado por completo, y de ahí pude entender un poco su forma de interactuar, a parte que probablemente se sentía superior a mí por yo ser quien yo era y por ella ser quien ella era.
Le pregunté que deseaba y quería pedir algo de comer y que le hiciera una recomendación. Llegando a su habitación, me agradeció que la acompañara y que haya platicado con ella. Le respondí dejándole saber mi disponibilidad para cualquier necesidad y me dio su mano, mirándome a los ojos, le estreché la mía con un poco de asombro y nos despedimos.
Me obsesioné con ella. Desde entonces vivía para encontrarme con ella. Cuando no trabajaba pensaba en ella y deseando que siguiera hospedada en el hotel. Cada vez que volvía, la veía en la piscina, cruzábamos miradas, ella nadaba para que yo la viera, me pedía alguna bebida pero nunca alcohol. Aveces la veía escribiendo, eso me daba alegría, aunque muchas veces rompía y tiraba lo que ya había escrito. Hablábamos muy poco y en varias ocasiones me pidió nuevamente que la acompañara a su habitación, para mí eso era la vida.
De camino a su habitación siempre me contaba algo de ella y en esos minutos acumulados, supe muchas cosas de ella.
En uno de esos encuentros en la piscina, me pidió que fuera hacia ella. Siempre mantenía mi postura de empleado del hotel y disponible para servirle. Antes de preguntarle que se le ofrecía, me pidió que no fuera formal con ella.
“Estoy haciendo mi trabajo, no puedo ser de otra manera” – dije serio.
“Ay ya, que pesado eres” – me dijo.
“Qué vas a hacer hoy? Que días estás libre?, quiero salir de aquí y conocer un poco el lugar. Quieres ir conmigo? Me llevas?”
Para mí fue algo incómodo porque estaba en mi trabajo, pero en realidad sus palabras hacían realidad uno de mis sueños más locos con ella.
Sonreí.
“No tengo nada hoy, normalmente no tengo nada, solo trabajo, estudio y surfeo” – dije. Ella no sabía que era yo era surfer, aunque luego reconoció que era obvio que lo era por mi apariencia y se sintió tonta de no haberlo dicho.
“Entonces vamos? Me buscas”? – preguntó.
“6PM” – contesté y le indiqué dónde debería esperarme para que nadie del hotel me viera. Le pedí que llevara puesto su traje de baño.
Sabía que era un riesgo para mi trabajo, pero luego pensé que podría tener cualquier trabajo que reemplazara ese, pues yo no estaría en ese hotel por más de un año. Además no había nada más que yo quisiera en ese momento que lo que me estaba sucediendo.
Quería llevarla a ver el sunset en un lugar especial para mí, aunque desde su balcón en el hotel sabía que tenía una de las mejores vistas. Pero yo me encargaría de que fuese diferente.
La busqué a las 6:00 PM en punto, ya ella estaba donde le pedí. Me sonreí al verla, ella también aunque no quería parecer que disfrutaba los momentos, y se hacía más fuerte de lo que podía ser. Demostraba carácter, pero no era tan díficil de manejar. Pensaba que era mi falta de experiencia en estos temas, sé que las mujeres son difíciles y asumí que como ella, eran todas y simplemente yo no tenía un pasado muy relacionado con esto, y realmente ella me interesaba como ninguna otra.
Conversamos un poco de cómo iba con su libro, amaba escucharla, pensaba que no solo era la mujer más bella, sino la más brillante. Tenía una idea más clara de su próxima libro, y sentía que iba a poder encontrar la forma de trabajar en ello en este lugar.
La distancia del hotel a donde quería llevarla no era muy distante, en 20 minutos estábamos bajándonos del jeep, justo a tiempo para ver el sunset.
“Me vas a enseñar a surfear? – me preguntó.
“Hoy no, además lo que traje fue mi longboard para que veas el atardecer sobre el agua.”– respondí.
Ella abrió sus ojos, sonrió un poco, dio la vuelta y miró hacia el mar, se quitó el traje que lleva puesto y quedó en un traje de baño entero color blanco que con el “tan” que tenía, simplemente se veía perfecta.
Bajé el longboard y caminamos juntos hacia el agua y la ayudé a montarse en la tabla. Ella iba sentada y yo parado iba remando hasta llegar al lugar que quería. Habían otros surfers que reconocí, que hacían los mismo, pero no estaban cerca. No hablamos casi nada mientras el atardecer ocurría, solo le pregunté si estaba bien y si se sentía cómoda. Ella no paraba de mirar el horizonte, a veces volteaba la vista para mirarme y sonreír, yo me derretía.
Cuando ella me lo pidió, nos fuimos. Me dio las gracias, y me dijo que nunca había experimentado un atardecer de esa manera. Entendió un poco mi vida y mis pasiones sólo con eso, y se sintió más empática luego de ese momento que compartimos.
Al montarnos en el jeep, me pidió conocer el lugar donde vivía, yo honestamente no me esperaba esa petición. Quería decirle que sí inmediatamente, pero no lo hice así. Ya habíamos hablado un poco que vivía cerca y estaba formando una idea de cómo era y sé que eso le resultaba atractivo y lo quise recalcar con mis palabras de una manera sutil.
“No tengo nada que mostrarte, soy muy simple, no tengo los lujos a los que debes estar acostumbrada. Puedo llevarte, pero no hay nada que vaya a sorprenderte” – dije.
“Ya me has sorpredido, creo que todo me resulta muy interesante y quiero que estas cosas sigan ocurriendo para nutrir mi realidad y mis memorias” – dijo.
Me sentía halagado, apreciado y valorado. No dijimos más nada y conducí hasta mi casa.
Cuando llegamos estaba oscuro. Encendí las luces de mi balcón del que en la distancia se veía el mar y encedí unas bombillas que cuelgan del árbol que tengo en el patio y debajo de él, hay un pequeño banco que me regaló mi mamá en una visita reciente.
“Me dijiste que nada me sorprendería? pues ya me has dejado con la boca abierta. Esto es simplemente hermoso, y lo de simple es literal, y lo de hermoso también. Levantarte con esta vista, poder disfrutar el atardecer de esta manera, tu patio, tu espacio. Ir al mar cuando gustas, disfrutarlo y sentirlo de la manera que lo haces… todo eso me hace saber de ti y de querer tu sencillez y tu vida. La mía es vacía, y vivo en mis libros, que son ficción. No tengo vida propia, no tengo casa, vivo viajando y buscando musa e inspiración porque no soy capaz de encontrarla en mí misma. Pasaría aquí mis días buscando quién soy y escribiría sin parar porque aquí se siente paz y se respira aire limpio.”
La dejé hablar todo lo que quiso, estaba disponible para escucharla y ella dispuesta a desahogarse. Sabía que no hablaba con nadie y desde hace unas semanas lo hacía solamente conmigo. Era lindo escucharla, también era triste su situación y cómo se sentía. Caminó hasta el banco debajo del árbol, se sentó, miraba los alrededores, se sentía libre, cerraba los ojos, pensaba y decía más cosas en la misma línea de lo afortunado que yo era y del contraste de eso con su vida.
Era evidente que ella me gustaba, ya no sentía miedo de aceptarlo. No pensaba realmente lo que iba a seguir pasando esa noche, ya todo había sido perfecto y más de lo que yo imaginaba por ese día. Solo quería reaccionar a lo que ella pidiera, de cierta forma quería hacer lo que ella dijera, como si estuviera en el hotel como huésped y yo como el empleado, pero no con esa formalidad, era diferente. Era con confianza y libertad, con deseos de complacer y hacer sentir bien a la persona que te gusta y a la que tienes ahí contigo. No me sentía nervioso por que ella estuviera allí, ni por la diferencia de edad, honestamente ella parecía de mucho menos. Reconocía que la mayor diferencia en ese momento era su experiencia, su intelecto y los temas en los que ella era experta.
Aún no podía reconocer que quería conmigo, pensé por breves segundos que esto lo hacía en cada lugar a dónde iba, pero no me dio esa vibra por completo. Sabía que llevaba mucho tiempo sola y se dio la oportunidad de conversar con el primero que apareciera y ese fui yo.
Le pregunté si deseaba pasar, y aceptó. Vio todas mis tablas de surf en la entrada, preguntó sobre ellas y conversamos un poco sobre eso. Mi casa era simple, no tomaba mucho tiempo recorrerla. Tenía mi escritorio con libros y papeles de la Universidad y muchos otros más en la mesa de comedor con trabajos para revisar de mis estudiantes. Le ofrecí algo de beber y sé que le sorprendía mi espacio, pero lo apreciaba. Miraba mis plantas que están por todos lados, y volvía su mirada a mí en cada momento que podía sin decirme nada. Vió mis fotos surfeando, las de mi familia, y particularmente tomó en sus manos una con mi mamá.
“Es tu mamá? – preguntó y sin haber respondido, dijo que era una mujer hermosa.
“Se parece muchísimo a ti.” – continuó y preguntó por mis padres y le conté un poco sobre mi familia. Entendió como fue mi niñez y adolescencia y apreció más mi forma actual de vivir.
Se acercó a mí…
“Necesito un abrazo” – dijo.
Yo la abracé sin titubiar y sin darme cuenta, le besé la frente. Ella era un solo un poco más bajita que yo, pero era una mujer alta. Cuando la abracé sentí su fragilidad y su delgadez pero me resultaba muy sexy. Era muy fácil para mí abrazarla y sabía que sería muy fácil cargarla. Movió su cabeza para mirarme y lo hizo fijamente. Con su mirada me pedía que la besara pues movía sus ojos hacia mis labios y luego volvía a mis ojos. Moví su cabello un poco hacia atrás, la miré y la besé y ya luego no podía parar. Ese beso fue recíproco y muy intenso, estaba lleno de deseo mutuo y fuimos sin despegarnos a mi cuarto. Sólo se despegó para quitar mi camisa y me despeinó en el intento. Me miró y tocó mi abdomen del que yo estaba orgulloso. Me tocó los brazos que estaban formados y me besó nuevamente. La cargué en mis brazos, la llevé a la cama, le quité el traje que llevaba sobre su traje de baño y acostada le moví la manga del mismo hacia el lado, y empecé a besar suavemente su hombro, su cuello, toqué sus senos y no paramos hasta hacer el amor. Fue romántico pero en la medida que estábamos más entre nosotros, más intenso se volvía.
Nos besamos y hablamos el resto de la noche hasta quedarnos dormidos. En la mañana desperté para mirar el amanecer bastante temprano, quería despertarla pero no me atreví y sin darme cuenta ella llegó abrazándome por la espalda.
La llevé al hotel luego de eso, ese día trabajaba en la Universidad y tenía clases, no volvería al hotel en dos días. Yo no pude parar de pensar en ella, y sólo quería que llegara el día de volverla a ver. No nos comunicamos porque no compartimos nuestros teléfonos. En un break que tuve en algún momento, la busqué por Instagram y su último post había sido hace más de un año y en Google pude encontrar más información sobre sus libros, y también sobre su divorcio.
Cuando regresé a mi trabajo pasé varias veces por su habitación, pero por más ganas que tenía, no toqué a su puerta, iba a la piscina y no la veía, me estaba volviendo loco de querer verla aunque no sabía como iba a reaccionar cuando la viera. En algún momento pensé que sería muy tarde para que fuera a nadar, definitamente ya ese día no iría y se hacía tarde para encontrarmela.
Cuando salí de trabajar fui hasta el estacionamiento para irme incrédulo de que no la ví y no me quería ir sin verla. Tenía una camisa en mi jeep y me quité la polo de mi trabajo y me puse esa. Con cautela y pendiente de todo a mi alrederor, regresé al área de las Villas y toqué su puerta. Supe que miró por la mirilla de la puerta antes de abrir porque tan pronto abrió, que fue solo un poco y sólo vi su brazo, me haló. En un abrir y cerrar de ojos estaba adentro de su Villa, de la cual no pude ver nada porque comenzó a besarme y yo me dejé llevar por completo. Se trepó encima de mí, y yo estaba feliz, ella hacía realidad mis sueños más locos, de la manera exacta que quería que pasaran las cosas. Hicimos el amor de nuevo.
Cuando abrí los ojos, vi su habitación por primera vez. Tenía el escritorio lleno de papeles, y la computadora abierta. Ella no había parado de escribir por dos días corridos. La comida que había pedido no la había tocado, ya estaba fría. Le supliqué que ordenara otra cosa y le ofrecí llevarle comida, no quiso. Estaba distraída, pero feliz, estaba inspirada, estaba inquieta, parecía una niña pequeña.
Antes de irme le dije que quería volver a verla porque no quería tener la incertidumbre de cuando pasaría. Me pidió quedarme esa noche con ella, le puse de condición de que tenía que comer y así lo hicimos.
En la madrugada me fui, tenía cosas que hacer de la Univesidad. No paraba de pensar y volver a recrear en mi mente las cosas que me estaban sucediendo, mi vida tranquila tomaba otro giro, Sentía una adrenalina, un deseo incontrolable por ella y por volver a tocar su piel y besar sus labios. La ví escribir sin parar, vestida solamente con su ropa interior que hacía juego una bata que la cubría, ella era de ensueño, era irreal. Me alegraba verla escribir pero a la misma vez, sabía que mientras más lo hacía, más pronto acabaría y se iría. Quedamos en vernos fuera del hotel al siguiente día, pues quería que la llevara nuevamente a la playa y mostrarle un poco como surfear. Eso hicimos y se quedó conmigo esa noche. En la mañana muy temprano, la llevé al hotel y esa fue la última vez que la ví, pero eso no lo supe inmediatamente.
Pasaron unos días antes de volver al hotel, pues necesitaba trabajar en mis otras cosas. Yo le había escrito pero no respondió. No me alarmé porque sabía que estaba escribiendo y había entendido como eso funcionaba en ella. Yo retomé mi espacio, mi trabajo, mis estudiantes y cuando terminé con todo lo que tenía pendiente y aún sin saber de ella, me fui a surfear. Me quedé a ver el sunset como cuando lo vi con ella y quería pensar en lo que pasaría, como afrontar cuando ella se fuera, e incluso imaginé un futuro bien irreal junto a ella. Deseé y soñé con que ella amaría tanto esto, que se quedaría. Imaginé que yo me iría con ella, y haría mis próximos estudios a dónde ella fuera, pero sabía que eso era otro de mis sueños locos.
Ya pasados los días, cuando regresé al hotel lo primero que hice fue ir a la piscina a ver si estaba, auque sabía que no estaría, pero reconocía lo impredecible que ella era. Seguí directo a su Villa y toqué su puerta. Esperaba que volviera a halar de mi brazo, me besara y elevara mi adrenalina en un segundo. Iba con el corazón acelerado por la emoción de verla. La imaginé vestida como la vez que estuve en su cuarto, pensé cuanto quería acariciarla y cuidarla. Tenía planificado decirle todo lo que había pensando con ella el día anterior y ya escuchaba su risa.
Toqué su puerta varias veces porque había tardado, pero en un tercer intento, abrió la puerta un hombre canoso, extranjero, era español, al que le pedí disculpas diciendo que me había equivocado de habitación. No entendía a dónde se había ido, revisé mi celular y no tenía ningún mensaje de ella, aún estaban sin contestar los que yo había enviado. Discretamente, sutilmente y sin ninguna sospecha, a través de mis compañeros de trabajo, supe que se había ido dos días atrás.
No sé como pude vivir ese día y los siguientes. Solamente pensaba y me preguntaba porqué hizo las cosas así. Porque no me escribió, qué hizo conmigo. Aunque yo imaginaba cosas bien locas con ella, reconocía que iba a tener un fin y que esos días los recordaría para siempre, pero al igual que todo lo demás que me hizo, este final tampoco lo imaginé de esta manera. La buscaba en las redes, no había nada nuevo, ella simplemente desapareció, y el mundo era gigante para salir a buscarla. Sabía cosas de ella, pero no las suficientes para descifrar dónde estaría, pensé que estaba todavía cerca, pensé que se regresó a México, ó que fue a otro lugar a buscar inspiración, todo con ella, era posible. Me sentí pequeño e impotente, lloré de coraje.
Unas semanas más tarde renuncié a mi trabajo. Estaba a punto de completar mi “research” para entregarlo y hacer mi presentación, y eso fue la excusa perfecta para irme de allí. Mis metas fueron mi enfoque y lo que me dio dirección durante ese tiempo. Pensaba en ella, el recuerdo más hermoso, pero terminaba con un coraje intenso por ella.
Luego de culminar ese semestre, me fui unas semanas a casa de mis padres. Siempre era bueno ese tiempo en la casa con ellos. Le hablé a algunos amigos que luego vi y entre esos compromisos conocí a una chica que estaba interesada en mí, era muy atractiva, pero nada superaba la belleza, la intensidad y el recuerdo de aquella mujer. Me di cuenta inmediatamente que no quería salir con mujeres menores que yo, ni con ninguna que no tuviera una vida interesante. Me sentí mal por ella, pero me hizo entender que no estaba listo, y a la misma vez entendí que era lo que quería para mí. Pareciera que necesitaba caos en mi vida.
Una noche de aquél verano en casa de mis padres y ya luego que algunos familiares y amigos se habían ido, caminé por el patio de la casa, caminé por el borde de la piscina rectangular y moderna que habían construído mis padres. Me quité la camisa y me tiré sin pensar. Me tiré al fondo, como dejándome hundir, en esos segundos me imaginé con ella allí mismo, hice una pequeña historia de esas locas que llegaban a mi mente sólo con ella.
Cuando ya no podía respirar más subí a la superficie, nadé hasta el borde donde había colocado mi celular antes de tirarme. Recosté mi cabeza de mis brazos y sentí la vibración y ví la luz de mi celular. No lo cogí inmediatamente porque no quería que nada me distrajera de la película donde me volvía a encontrar con ella. Estando allí sentí los pasos de alguien, cuando abrí mis ojos, vi a la mujer más bella del mundo ofrecerme una toalla, era mi mamá. Me sonreí y salí de la piscina. Luego tuve un increíble momento con ella de más de una hora sentados en la cocina comiendo y hablando de la vida. Mi mamá me devolvió a la realidad y fue maravilloso.
Cuando ya nos despedimos para dormir, busqué mi celular que recordé que lo había dejado en el borde la piscina. Lo revisé y tenías varias llamadas incluyendo un número que no podía reconocer. Nunca contesté esas llamadas.
Varios días antes del comienzo del siguiente semestre, aunque ya yo había culminado mi maestría pero aún tenía asignado mi último grupo de laboratori, regresé a mi casa en el oeste. Ese semestre me dediqué a buscar trabajo y empecé mi doctorado, estaba convencido que quería ser profesor en la misma Universidad donde estudiaba. Más adelante, gracias a mi “advisor” conseguí dar clases de Ciencias en una escuela privada para cubrir a una maestra que estaba embarazada a punto de tener a su bebé. Ese trabajo fue mi primera experiencia profesional y cada vez me sentía más cerca de lo que yo quería hacer.
Casi todos los días me levantaba a surfear y muchas otras, sobre todo, cuando pensaba en ella iba a ver el atardecer, muchas veces sentado en la arena y otras en el agua como lo hice con ella.
Uno de esos días que estaba sentado en la arena observando el atardecer, interrumpí ese momento para buscarla en las redes. Había un post nuevo, el primero luego del que ya había visto. La fecha era de hace varias semanas, y me sentí bien porque me di cuenta que no la había vuelto a buscar hasta ese momento. El post era ella, cubriéndose la cara con el libro nuevo que había publicado. Lo quería comprar en ese instante, pero no lo hice.
Cuando regresé a mi casa, había una caja pequeña del correo frente a la puerta. Al abrirla, había una nota bastante larga escrita a mano y firmada por ella. En la caja estaba el libro que ella había publicado. Me sonreí un poco porque fue increíble la casualidad por el momento que acaba de tener en la playa. La nota leía:
“Pude volver a escribir gracias a ti y este libro es dedicado a ti. Es nuestra historia, como la hubiese querido vivir. Pero mi verdad es más bonita y es la primera vez que no vivo solo de mis libros. Vivo del recuerdo junto a ti. Me devolviste mi pasión, pero más importante, me devolviste la vida. No pasa un día que no te recuerde y viva más alegre gracias a esos recuerdos. Mi aspiración es vivir como tú y serás mi musa y mi inspiración eterna. Perdóname por irme sin decir nada, es parte de mis locuras de vivir sin dar explicaciones y del miedo a perder nuevamente, pero esta vez el miedo es saber que tengo una vida muy diferente a la tuya; pero el mayor daño me lo llevo yo. Te juro que estoy aprendiendo.
Fui a Puerto Rico y estuve tocando la puerta de tu casa el mismo día que publiqué el libro porque quería decirte y entregarte una copia personalmente. Te llamé algunas veces a tu móvil, era tarde en la noche pero no recibí respuesta. Me quedé en el hotel esos días porque pensé verte allí pero tampoco te encontré. Volví al siguiente día a tu casa, te esperé hasta tarde, te busqué en la playa, y cuando no supe de ti, adelanté el vuelo y regresé a México. Creo que fue perfecto no encontrarte porque tampoco sabía como reaccionarías al verme.
Espero que leas la historia, me tardé en decidir si te enviaba el libro porqué al irme decidí que debía dejarte en paz, pero no resistí, y aquí estoy perturbando tu vida.
Jamás te olvidaré. Ojalá me encuentres al final.”
Cuando leí esto último, cogí el libro en mis manos y lo abrí exactamente en la última página, pensando que encontraría una clave a esto que acababa de leer, un mensaje, etc, pero no. De ella se podía esperar cualquier cosa. No niego que viré el libro al revés a ver si caía una carta u otra nota que estuviera entre las páginas, pero tampoco.
Puse el libro en la mesa y busqué mi celular para buscar las llamadas perdidas de cuando estaba en casa de mis padres la noche que me tiré a la piscina y luego conversé con mi mamá en el verano. No las encontré, pero supe que fue ella luego de leer su nota. Recordé que en la piscina esas noche, pensé en ella y pedí al universo encontrarla u olvidarla, pero a la misma que apareciera era uno de mis sueños locos.
Miré el libro de nuevo, leí las primeras oraciones, y lo solté inmediatamente. No leí más y allí lo dejé por no sé cuanto tiempo. Yo seguí mi vida.
Sobre el libro se acumularon trabajos, estudios, exámenes, cartas, papeles… A este punto pensaba en ella pero solo de lo que viví esos días, solo la recordaba en las noches que sin sueño me iba a la cama y a veces cuando me iba a la playa para ver el sunset.
Mis padres mi visitaron a finales de diciembre, querían pasar una Navidad diferente en la playa y estarían hasta el día de año nuevo conmigo. Los planes fueron recorrer el oeste con ellos mientras compartíamos en familia.
Planificamos una cena en mi casa la noche de Navidad y comencé a recoger la mesa para que todo estuviera organizado y listo. En el proceso encontré el libro, no lo había olvidado, pero no pensaba en eso. Terminé de organizar todo y lo volví a hojear. Pensé que podía leerlo es ese receso antes de comenzar el próximo semestre. Lo llevé a mi cuarto y lo puse en la cama.
Esa noche quería dormir, pero la noche siguiente, mis padres decidieron quedarse tomando unas copas luego de la cena que hicimos fuera de la casa. Yo me adelanté porque quería surfear en la mañana. Tomé el libro antes de decidir quedarme dormido porque ya sabía que quería leerlo. Comencé y no pude parar, en realidad no quería parar de leerlo porque quería terminar lo más rápido posible.
Claramente yo estaba descrito literalmente en esa historia, muchas cosas sí pasaron tal cual, muchas cosas no. Era la historia desde sus ojos, como ella la vivió y como ella me veía. Entendí mucho más su proceso, su situación, el porqué llegó y como se fue, aunque eso para mí, en mi vida real, no la justificaba por completo. No terminé ese día.
Retomé la lectura el día 1ro de enero en la tarde luego que mis padres se fueron, ya luego no tenía mucho que hacer y estaba decidido a terminarlo. Me fui a una hamaca que está en el balcón de mi cuarto y allí estuve hasta culminarlo. La última parte la leí varias veces, creo que al principio la leí normal como parte de una historia que tenía un final feliz, la leí una segunda vez y me sonreí, pero necesité una tercera vez para darme cuenta y entender que me escribía directamente a mí.
Miré la hora en mi celular y sabía que el sunset estaba a punto de ocurrir, en esa época es más temprano. Me puse una camisa y me monté en mi jeep sin la tabla porque no me daba tiempo. Fui directo a la playa donde vimos el atardecer juntos. Solo guiaba, no pensaba en nada. Llegué, me bajé rápido, el sunset estaba empezando y vi algunas personas, amigos compartiendo y a varios surfers.
Que hacía allí? … Buscándola. Creía que estaba allí, esperándome. Como si la vida fuera una novela de amor, que obviamente no era. Me reclamé a mi mismo, me molesté conmigo mismo porque sabía que de la misma forma que podía estar, también podía no estarlo. Todo era un truco, mensajes ocultos y yo no podía operar así, yo no era así. Pensé que eso fue una locura, me enojé por haber leído el libro y haber perdido mi tiempo en eso. Me molesté por cómo jugaba de nuevo con mis sentimientos y como yo actuaba de la primera a buscarla después de todo ese tiempo y de lo que me había hecho. De todos modos, cómo yo iba a creer que ella estaba allí ese día? Cómo ella iba a saber si leí el libro ó no?, y cómo ella iba a saber cuando lo iba a terminar? De locos haber salido corriendo de la manera en que lo hice.
Estando allí me senté y miré el atardecer por completo, pensé en todo eso hasta decidir calmarme y pensar que era el inicio de un nuevo año, el principio de muchas cosas buenas que iban a ocurrir en mi profesión. Recordé los días que pasé con mis papás y me sentí mejor. Decidí dejar el tema de ella al Universo, decidí que su recuerdo estaba bien en mí y que nada más sobre ella iba a afectarme. Lo simplifiqué a que ella y esos días fueron como “vivir un sueño.”
Me levanté de la arena listo para dejar todos esos pensamientos allí mismo e irme con todo lo que tenía por delante. Caminé hacia mi jeep, cabizbajo, mirando mis pies en la arena. Al levantar la vista vi una mujer de pelo negro corto, delgada, con una traje blanco tipo túnica y su bikini blanco debajo.
Cuando lo ví llegar a la playa yo no sabía qué hacer, como los demás días. Sólo sentía mi corazón lleno como siempre, palpitando al borde de no poder distinguir un infarto con sólo verlo.. Entendí otra vez que mi corazón le pertenecía a él, y retumbaba así solo por él, como nadie lo había hecho vibrar. Cómo los demás días, se me erizó la piel porque a pesar de todo, esta vez sí estaba allí por mí. Ese día sí, los demás no. Yo reconocí su energía, su mirada y la forma en que me buscaba. Los días anteriores yo no era su propósito, ó sí lo era, pero para recordarme y olvidarme, pero hoy no. Hoy fue por mí, a encontrarme al final.
También sabía que estaba lidiando con el coraje que sentía por mí, pero ahí mismo lo dejaba porque en su esencia, el vive en paz y su protección es su propio amor.
Lo único que me faltaba era valor para salir de donde estaba, porque las ganas y el amor estaban allí, igual que los demás días. Sabía que saldría a verlo, y no podía esperar a que se fuera. Cuando se levantó caminé hacia él, aunque hubiera preferido hacerlo durante aquél atardecer a su lado que indicaba el comienzo de nuevas cosas.
Caminé hasta casi tenerlo de frente, no había subido la vista porque estaba en la transición de aceptar que todo se quedaba allí y de que ese era el fin.
Al verme, unos segundos luego de reconocerme, ambos teníamos los ojos llorosos, yo me veía un poco diferente y el se veía más hombre aún. Nos miramos y el limpió mis lágrimas. Intenté hablar, pero tenía el corazón en la garganta.
Sin decirnos nada, me cargó hasta llegar al agua, me soltó lentamente en el mar y me sujetó de los brazos como si necesitara saber que yo era real y que no me volvería a ir. Pero al final yo siempre estuve, solo que necesitaba saber que él me encontraba.
Fin.
Que linda historia y en mi happy place ☀️🌊. Me quedé con ganas de seguir leyendo. Love it ❤️ Éxito
Me encantó mucho la forma en la que redactas y lo bien que transmites la emocionalidad. ¡Mucho éxito!